viernes, 26 de diciembre de 2008

FELICES FIESTAS

Desde la Vocalía de Juventud de la Asociación de Vecinos de San Nicasio os queremos desear unas FELICES FIESTAS y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO.


Queridos Reyes Magos de… Leganés.

Este año nos hemos portado muy bien y nos gustaría que se llenase nuestro barrio de regalos. El barrio va teniendo una edad y no queremos perder la ilusión de escribir esta carta.

- Enterramiento de la vía. Esto ya os sonará, ya que os lo llevamos pidiendo muchos años. ¿Será en 2009?
- Un nuevo ambulatorio para el barrio. Hemos aguantado lo que hemos podido, pero hace años que se nos ha quedado pequeño. Se van construyendo nuevos barrios y vamos absorbiendo todo el “Ensanche”, “Solagua”, “Poza del Agua”, etc.
- Más medios para el Hospital Severo Ochoa. Es una vergüenza el desmantelamiento de personal y medios que se está produciendo.
- Más seguridad para el barrio. En estos últimos años la situación va empeorando cada día. Las cifras puestas en un papel es una cosa y la vida diaria es otra. Os invitamos a dar un paseo a pie en vez de utilizar vuestros lujosos camellos.
- Más aparcamientos públicos. O tienes dinero para un garaje privado o todos los días toca dar vueltas durante media hora para aparcar.
- La rehabilitación del barrio nos parece una buena idea, pero hay que dar más información a los vecinos y estar dispuestos a hacerlo de verdad.
- Nos gustaría volver a utilizar la piscina pública ‘Solagua’. ¿Nos la traerán para 2009 ó nos traerán un campo de golf?
- Los terrenos situados frente a la residencia de estudiantes de la Universidad Carlos III parecía la única vía para construir unas pistas deportivas para que los jóvenes del barrio pudiesen jugar. ¿Qué pensáis hacer con ello? Deberíais dar marcha atrás en la cesión a la Universidad. Vais arreglando plazas (Somoto, Cataluña) para que las utilicen niños y mayores, pero os olvidáis de los jóvenes.
- La organización de las obras de las plazas Somoto y Cataluña ha sido un desastre continuo. Os pedimos, por favor, que lo tengáis en cuenta para las próximas. Los cortes de las calles, el acceso a las viviendas, la seguridad de los vecinos, etc.
- La oferta cultural del barrio es bastante buena, pero el sistema de venta de entradas deja bastante que desear. ¿Quién puede ir el martes a las 10:00 horas a coger una entrada?

Podríamos continuar con muchas más peticiones, pero lo vamos a dejar ahí.
Esperamos que hayan tomado nota de todos los regalos.

Muchas gracias.
Francisco Ruiz

domingo, 21 de diciembre de 2008

Magnífico ciudadano: la apuesta por un barrio mejor



 

 

Algo he aprendido de mi fratello italiano: para mejorar este mundo debemos comenzar por nosotros mismos. Gracias Alessandro por una lección a la par simple y valiosa. Porque, efectivamente, vivimos en un mundo de problemas donde su solución nos debe implicar constantemente. Veamos, tras muchos siglos –insisto, siglos- de precaria subsistencia hemos conseguido una sociedad donde parece –insisto, parece- tenemos asegurada la comida, la sanidad, una mayor esperanza de vida y una cierta igualdad social y política. Muy bien, cuántas generaciones hubieran deseado esto. ¿Pero hemos alcanzado el paraíso? Más bien diría que no; porque hay hambre para un 80% de la población mundial, porque esta población no cuenta con nuestros mismos medios y porque lo de la igualdad social y política no deja de ser una linda propaganda de unas democracias con tal número de contradicciones que erosionan los principios sobre los que se asienta. Y esto sin citar el problema ecológico, digno de calificar como delirante al género humano. Parecerán argumentos apocalípticos, pero no hay más que acercarse a las noticias cotidianas para darse cuenta que estos procesos son una realidad bien presente. Y por desgracia un presente bien real. Es posible, magnífico ciudadano, que el brillo del sol oculte estas realidades, que una plácida existencia oculte algunas carencias realmente graves.

Magnífico ciudadano: desde aquí te lanzo mi receta. Con ella no acabaremos con estos problemas, pero le puedo asegurar que entre todos comenzaremos a repararlos. ¿Cómo? Implicándose, señor. ¿Y qué es implicarse? Muchas cosas: sentir, pensar, leer, actuar, meditar, discutir, transmitir, escribir, hablar y otros tantos verbos dignos de ser aplicados. Nuestra mejora particular ayudará al perfeccionamiento de todos. Si me lo permite, le daré tres razones que quizás puedan remover su conciencia:

1) Es una necesidad. Una y otra vez nos repiten las glorias de nuestro sistema político. Muy bien, hemos logrado las elecciones libres y la libertad de expresión. Bravo. ¿Significa esto que hemos alcanzado un sistema político perfecto? En mi modesta opinión existe un serio inconveniente para hacer de nuestra Europa un espacio más democrático: la desmovilización ciudadana. Pues sí, ya contamos con elecciones para elegir a nuestros gobernantes. Pagamos obedientemente los impuestos y seguimos las normas básicas de comportamiento cívico. ¿Pero concluye aquí nuestro compromiso como ciudadanos? No lo creo, porque un voto no es sinónimo de libertad si no va acompañado de información y, sobre todo, capacidad crítica para valorar esta información. Y ahí es donde nace nuestra responsabilidad. Intentemos ser seres más formados, que la libertad nace del conocimiento del mismo modo que la felicidad mana de la libertad. Porque el compromiso no es un lujo, sino una necesidad para nosotros y para las generaciones venideras. Generaciones que no merecen una sociedad mediatizada por deporte y videojuegos mientras el poder lucha por convencernos de sus glorias. La política es lo que nosotros queramos que sea. Magnífico ciudadano, no crea que estoy pensando en sesudas jornadas de lectura para lograr un mayor entendimiento sobre nuestra vida. No, es tan sencillo como ver las noticias y meditar sobre ellas. Mejor si proceden de varias fuentes; mejor si en su casa, trabajo, bar, reunión, etc. debaten al respecto. Durante el franquismo no podíamos expresar nuestras opiniones por temor a la delación: ¿y por qué continuamos sin hablar, cotidianamente, de política, sociedad y economía? Todos tenemos una opinión, así como el derecho a expresarla. Hagamos de nuestros hij@s gentes de compromiso, que sólo así les haremos magníficos ciudadanos.

2. Es sencillo de llevar a la práctica. No hay sino que profesar una cierta sensibilidad sobre lo que hemos sido, somos y seremos. Participen con sus fuerzas en debates, acudan con sus hijos al teatro. Sean curiosos, que el humano lo es por naturaleza. Pregunten, y acaso todos lleguemos a Roma. ¿Es consciente de la felicidad que podría sentir si conociera los sentimientos del otro? Pruébelo, que ésto no se encuentra a miles de kilómetros. Intente comprender antes que discutir, y discutir antes que condenar. Para ello es necesario el contacto humano, y esto se puede hacer en la calle, en aulas, en casa, trabajo, asociaciones vecinales, ONGs, etc. Insisto, es sencillo a la par que necesario para nuestro (pobre) orden hispanus. Además no crea que le quitará mucho tiempo. Le quitará, en todo caso, el tiempo que desee porque esto depende de cada uno, sin imposiciones. Repare en el siguiente extremo: ¿No nos damos cuenta que todo lo que hacemos viene marcado por la obligación? Estudiamos de niños porque nos los mandan, acudimos al trabajo a horas fijas, sujetos a control, elegimos a nuestros gobernantes cuando desean y todos tenemos unos hábitos diarios más o menos fijos. Hasta la televisión nos marca los horarios. Pues bien, aquí tiene un espacio donde podrá ejercer la verdadera libertad, sin ataduras ni obligaciones, sólo con lo que usted desee. Porque la iniciativa no contempla la imposición de horarios.  

3. Resulta un verdadero placer. El contacto humano nos dignifica, y curiosamente lo hemos ido perdiendo con el paso de los siglos. La asistencia dentro de las comunidades constituía un elemento fundamental de subsistencia para los hombres y mujeres hasta hace algunas décadas. Y hoy parece que tenemos pavor a relacionarnos. Somos individualistas como (re)quiere la sociedad de consumo. Intente hablar, conozca a otras personas con la que establecer diálogos, acaso amistades. Puede que incluso una “simple” charla sobre política, historia, economía o impuestos le produzca un sentimiento que todavía no haya experimentado. O puede que no, pero sólo lo sabrá cuando lo pruebe.

En conclusión, la iniciativa ciudadana y el compromiso –entendidos en un sentido muy amplio- son necesarios, sencillos de llevar a la práctica y placenteros. Si no comparte estas líneas, le emplazo a que me lo haga saber. Sus críticas me ayudarán, sin duda, harán de mí mejor persona. No sé, quizás nunca llegue a ver la solución a algunos de los grandes problemas de la humanidad. Pero mi vida sólo tiene sentido si persigo sueños. Uno de ellos me traslada a un planeta más culto, más preparado, más libre y más solidario; plenos de usted, magnífico ciudadano.

 David A. G.